martes, julio 24, 2007

Ingeniería de lo imposible

(Tiempo de lectura: 2min15seg)


Usualmente, el estilo urbanístico de una ciudad suele ir estrechamente ligado a la orografía, a la superficie urbanizable y al estilo de vida de la sociedad que lo habitará, al menos eso es lo que se debe hacer a la hora de prever un desarrollo arquitectónico óptimo. Por otro lado también, en otras ocasiones, se buscan objetivos menos teóricos y más económicos.

Actualmente Los Emiratos Árabes Unidos son uno de los países con la renta per cápita más alta del mundo, más de siete mil dólares por encima de España al año, en gran parte, gracias al petróleo. Pero sus reservas se están acabando y ello hace que se trate de buscar soluciones de cara a medio plazo. Parece ser que se está apostando por el turismo, sobre todo en su capital, Dubai.

Burj Dubai –o Torre Dubai en Castellano- es en este momento, y sin terminarse, el edificio más alto del mundo, se prevee acabar en 2009. Siempre me ha fascinado la ingeniería civil y este es sin duda un reto de ingeniería sin igual.

El 1 de febrero de 2005 se empieza el proyecto que diseña Adrian Smith desde el despacho de ingeniería yankee Emaar. Se muestra un render que asciende a los 600 metros de altura, se considera pues el edificio más alto del mundo superando al Taipei 101 construido un año antes con 504 metros, que ya superó a las Torres Petronas y las Sears en más de 50 metros.

Los rascacielos tienen bastantes inconvenientes, como pueden ser los problemas geológicos derivados de situar grandes masas en una misma vertical, la dificultad de la instalación hidráulica y neumática para hacerla llegar a lo alto sin reventar la conducción inferior, elevada profundidad de cimientos, dificultad de los cálculos estructurales a partir de 150 metros, cuándo el viento comienza a ser un problema resonante… un temita.

¿Ventajas? Usualmente, como dije antes, se suelen construir en zonas altamente pobladas o en zonas empresariales para agrupar en el menor espacio todos los recursos de una empresa. En este caso es distinto. Se creará una zona recreativa que actúe de emblema. Los Valencianos conocen –conocemos, en lo que me toca- este concepto en nuestra Ciudad de las Artes y las Ciencias, de la que yo, estoy orgulloso,... (algún arquitecto que me lee ya estará para discrepar ;))

Por este motivo se distribuyen diferentes renders del proyecto que indican alturas entre 800 y 1.000 metros, intentando así evitar que alguien les quite el título. El proyecto total asciende a unos 8.000 millones de dólares, de los cuales, un 10% se dirige al edificio y el resto a la zona y preparación.

Técnicamente, tenemos un edificio de tres alas, con diferentes secciones de planta. Dispone de seis partes articuladas que girarán sobre el eje vertical del edificio para adaptarse a los vientos de Dubai, los ascensores viajarán a 10 m/s y serán capaces de funcionar aún en medio de un incendio. A día de hoy está por los 512.1 metros de altura y se construye la planta 141.

Logísticamente, el proyecto también es una maravilla, estamos en pleno desierto y cada día se gastan en torno a 1.200.000 litros de agua y se emplean 31.400 toneladas de acero en el forjado para la estructura.

En mi opinión, como reto de la humanidad es increíble, pero si hablamos de ingeniería en general, el proyecto deja un elemento en el aire. El aprovechamiento de recursos. ¿Es necesario abordar este tipo de proyecto en uno de los lugares más complicados y de menos necesidad del mundo? No olvidemos que estamos en medio del desierto, geológicamente el terreno es una mierda y demográficamente, no es que sea el lugar más poblado de la tierra. Si nos centramos en la parte más importante de un proyecto de ingeniería hoy en día, y esa es la parte derivada del (sub)óptimo aprovechamiento de los recursos, no es el mejor proyecto del mundo… por otro lado, en la parte técnica,… una pasada.

Un saludo.