martes, agosto 08, 2006

Breve historia del Tíbet (II) la reflexión.

(Tiempo estimado de lectura: 1min50seg)


"Hermanos y Hermanas: Es un honor y un placer estar hoy entre ustedes. Me alegro realmente de ver muchos viejos amigos que han venido de diferentes rincones del mundo y de poder hacer nuevos amigos, a quienes espero encontrar de nuevo en el futuro. Cuando me encuentro con gente de diferentes partes del mundo, siempre recuerdo que todos somos básicamente iguales: todos somos seres humanos. Posiblemente vistamos ropas diferentes, nuestra piel sea de color diferente o hablemos distintos idiomas. Pero eso es superficial; en lo básico, somos seres humanos semejantes y esto es lo que nos vincula los unos a los otros. Además, es lo que hace posible que nos entendamos y que desarrollemos amistad e intimidad.

(…)

Como libre portavoz de mis compatriotas cautivos, hombres y mujeres, siento que es mi deber levantar la voz en su favor. No hablo con un sentimiento de ira u odio contra aquellos que son responsables del inmenso sufrimiento de nuestro pueblo y de la destrucción de nuestra tierra, nuestros hogares y nuestra cultura. Ellos también son seres humanos que luchan por encontrar la felicidad y merecen nuestra compasión. Sólo hablo para informarles de la triste situación de hoy en día en mi país y de las aspiraciones de mi pueblo, porque en nuestra lucha por la libertad, sólo poseemos como única arma la verdad.

(…)

La concesión del Premio Nóbel a un simple monje del remoto Tíbet, aquí en Noruega, también nos llena a los tibetanos de esperanza. Quiero decir que, a pesar del hecho de no hemos atraído la atención hacia nuestra difícil situación por medios violentos, tampoco hemos sido olvidados. Esto también quiere decir que los valores que nosotros apreciamos particularmente, nuestro respeto hacia todas las formas de vida y la creencia en poder de la verdad, son hoy reconocidos y fomentados. Es también un tributo a mi maestro, Mahatma Gandhi, cuyo ejemplo es una inspiración para muchos de nosotros. La concesión de este premio es una indicación de que este sentido de responsabilidad universal se está desarrollando. Estoy profundamente conmovido por la sincera preocupación mostrada por mucha gente en esta parte del mundo por el sufrimiento del pueblo del Tíbet. Esto es una fuente de esperanza no sólo para nosotros los tibetanos, sino para todos los pueblos oprimidos."

1989. Discurso por la concesion del premio Nóbel de la Paz. Tenzin Guiatso.

A día de hoy los monjes y los ciudadanos de origen tibetano son perseguidos por las autoridades chinas en China, son encarcelados y torturados, por el mero hecho de haber elegido una determinada forma de pensar. La foto es del palacio Potala de la capital del Tíbet, aunque ellos no pueden vivir allí. En los últimos cincuenta años, el genocidio hacia el Tíbet se ha cobrado más de un millón de vidas, y Tenzin Guiatso, sigue recorriendo el mundo tratando de buscar una manera de recobrar las negociaciones con el pueblo chino de una manera diplomática, símplemente para pedir que se respeten los derechos humanos para con su pueblo.

Hace algo más de un siglo, un pueblo siguió un rumbo parecido al que sigue hoy el Tíbet, ese pueblo fué, el pueblo Cherokee, el primer pueblo exterminado como sociedad. El honor de semejante hazaña todos sabéis quien lo posee, y no voy a criminalizar ideologías, de hecho como podéis ver, las he elegido totalmente diametrales, una nación "abierta" y mercantilista contra el mayor exponente actual del comunismo como es China. Y es que, el problema no está en tener una forma de pensar u otra, el problema está en no dejar que otros tengan una forma de pensar u otra. Todos, como decía Tenzin, somos seres humanos, y estamos vinculados los unos a los otros. Es difícil ver estas cosas desde un punto de vista alejado, como lo hacemos nosotros, ya que no somos capaces de entender realmente el problema, pero,... si al menos sacamos una idea clara, la idea del respeto a la forma de pensar de los demás, y sobre todo a respetar su derecho a tener los mismos derechos que nosotros, tal vez, estemos más cerca de evitar que en el futuro pasen cosas como ésta.

“No estoy de acuerdo con lo que dice, pero lucharé hasta la muerte por su derecho a decirlo”, Voltaire.


Un Saludo.