martes, mayo 29, 2007

El valle inexplicable

(Tiempo de lectura: 2min)


Tras la aclamación popular, dentro de lo popular que pueda llegar a ser mi blog, voy a hacer una serie de post sobre ingeniería de sistemas y automática, no os asustéis, creo que será interesante.

Cuando en 1921 Carel Kapek un escritor checo en su libro Rossum's Universal Robots crea la palabra robot, (robotta en checo significa esclavo) ni él puede llegar a pensar que en un futuro próximo la teoría del diseño inteligente podrá cobrar sentido,… empezamos a jugar a crear seres, en esta rama, mecánicos.

En 1906, un ingeniero español comienza a investigar sobre los comienzos de la automática, y desarrolla un sistema para guiar elementos mediante ondas hertzianas; la radiofrecuencia, consigue guiar un buque hasta la orilla sin guiado físico humano. Este hombre es Leonardo Torres Quevedo, otro gran olvidado en la historia española. Gracias a él se acuña el término Automática.

Por otra parte en los años 60 se comienza a desarrollar el robot industrial, que sirve para realizar tareas encuadradas en las tres ‘d’, duty, dirty or dangerous, repetitivas, sucias o peligrosas evolucionando hasta la actualidad, en que hay plantas como pueda ser la de Fanuc Robotics dónde por cada trabajador humano hay un centenar de trabajadores robóticos y, en otros casos como puedan ser líneas de segunda generación, la propia cadena robotizada puede decidir sobre la mejor opción a la hora de fabricar un producto, si ha de poner un volante en la derecha o en la izquierda o poner embrague o no.

Sin duda todo esto es bonito, pero acarrea problemas, el primero y más importante al que los automáticos se tienen que enfrentar es a la competitividad entre los sistemas automáticos y los humanos. Cuanto mayor es el numero de sistemas automatizados en una cadena menor será el número de trabajadores, a priori, y digo esto porque no es necesariamente así, el trabajo puede ser más llevadero, rápido o efectivo y teniendo en cuenta este aspecto malentendido los ingenieros de control al entrar a una planta son mirados recelosamente por los trabajadores, que ven peligrar su puesto de trabajo.

Otro problema que acarrea la robótica es la amenaza a un nivel más elevado, a un nivel de especie. Los seres humanos tenemos un instinto de supervivencia impresionante y cuándo vemos que otro ente puede en algún caso amenazar nuestra forma de vida tendemos a rechazarlo. Esto lo investigó el automático japonés Masahiro Mori, elaborando un gráfico que relaciona el recelo del ser humano hacia las formas de vida robóticas dependiendo de su parecido con nosotros.

Dividamos el eje horizontal en tres partes, la parte más a la izquierda se corresponde con nuestros esclavos industriales, robots porticados, brazos y robots móviles. Como se puede ver en el gráfico, crean indiferencia. La segunda zona se corresponde a los robots humanoides y zoomórficos, es decir, los de forma humana pero no aspecto humano y de igual forma pero con animales, estos robots son bastante simpatizados por los humanos, crean una afinidad por su estilo tosco y porque en realidad no los vemos como una amenaza, sino como un juguete. En la tercera zona vemos el fenómeno del valle inexplicable, los androides, que intentan imitar el aspecto humano, son tan parecidos a los humanos que causan repulsa o miedo. Una vez que sobrepasamos a los androides y nos metemos con replicantes, esto es, seres de aspecto humano pero de interior mecánico, la dificultad para diferenciarlos y su aspecto hacen que no sean rechazados.

Se sospecha que ésta es la causa de que, películas como Final Fantasy o Polar Express, hayan fracasado en taquilla… y si os fijáis, cuando se hacen animaciones por ordenador y renderizados se suelen dar formas diferentes a las humanas para evitar esos problemas.

La realidad actual es que los automatismos encuadrados en la tercera división quedan aún en el ámbito de la ciencia ficción y los de la segunda franja se reservan para publicidad y juguetes como el robot humanoide Asimo de Honda. La primera franja es la que está actualmente en auge y en la que se trabaja, sobre todo los sistemas industriales como brazos robot y robots móviles gracias a los que se prevé que se culmine la tercera revolución industrial en los próximos veinte años.

Un Saludo.